Esclavos de nuestros días
Por José Carlos García Fajardo. La esclavitud no es una fatalidad, sino una monstruosa injusticia ante la que es legítimo rebelarse por todos los medios. Quienes nada tienen que perder más que las cadenas actúan en justicia al rebelarse, porque el derecho a matar al tirano se convierte en deber cuando quienes padecen son los más débiles. Es legítima defensa. Castelar los animó: ¡Levantaos, esclavos, porque tenéis patria! No sólo la territorial, sino la de la fraternidad universal.